QUISIERA SER
Quisiera ser la que se duerme a tu lado
y ser esa que amanece contigo
la que recibe de tus ojos la primera mirada
y ser también tu fiel testigo.
Quisiera ser aquella que bendices cada día,
ser como el sol que acaricia tu cuerpo,
la que escucha tus profecías,
la que cuida de ti si estás molesto.
Pero me conformo con ser esa
que te hizo sonreír cuando tu barca naufragaba
la que escuchó tu llanto en la flaqueza,
la que te dio las fuerzas cuando tu vida desechabas,
esa que alegró tu tristeza,
perdonó cuando tus pasos se alejaban
y te entregó su existencia.
Liz
Este mar de vencidas flotas invenciblesy botellas sin mensajes
no guarda en su memoria un solo capitán
que le cediera el barco sin suicidios
No guarda nada
Ni siquiera el gesto altivo de los conquistadores
ni la torva ilusión del inmigrante
ni la codicia de sus audaces marineros
trepando arboladuras con largos catalejos
Por este mar desnudo con sus pechos de arena
navega una tragedia que apenas se divisa
en el blando horizonte de la lejanía
Sus ahogados se esconden en la bruma de Islandia
y en sus cabellos luce arcabuces corsariosy lingotes del Inca
Pero en la serena realidad del arte
es apenas un cuadro de intencionado olvido
o un recuerdo piadoso de nuestra historia líquida
Roberto Esmoris Lara
www.quenoseademasiadotarde.blogspot.com
MIRANDO A UN ANIMAL
Principiante compañero
de este viaje al que llamamos Vida…
¿Quién me mira detrás de tu mirada,
a través de esos ojos sin malicia
que avergüenzan a mi mirada humana?
¿Quién te mueve, quién te impulsa, quién te habita?
¿Quién se irá de ti cuando te mueras?
¿Llevando qué experiencias, qué misterios?
¿Para qué simple o profundo aprendizaje
gozas y sufres silenciosamente?
Tal vez sea Dios el que te necesita
para jadear, retozar y acoplarse,
jugar y desangrarse a través tuyo.
Animal, tú que observas este mundo
sin interpretaciones ni prejuicios:
¿Qué realidad es la real? ¿La que percibes
con tus sentidos limpios de opiniones,
o la que mi intelecto juzga cierta?
Tú cumples bien con tu breve destino:
ves cuando miras, oyes cuando escuchas,
estás presente con toda tu esencia.
Tú no te jactas de espiritualidades.
No pretendes ser: eres el que eres.
Apiádate, animal, de mi ignorancia:
tú que vibras a pleno y que te exaltas,
enséñame el secreto de la Vida:
a entregarme con tu misma inocencia
para que Dios me encuentre disponible.
Virginia Gawel
Mira que dulzura de letras las tuyas. Me gustaron... Te felicito.
ResponderEliminarTe tomo la palabra para poner algunas imágenes en mi blog en futuras entradas. Gracias de antemano. Y, por supuesto, tendrán el nombre de la autora.
Un fuerte abrazo.
Liz, me emociona eso de ser también tu fiel testigo y es que es tan cierto, creo una de las razones más esenciales para que busquemos la vida en pareja es precisamente aquello de ser testigo de los días del otro y tener a alguien que atestigue nuestra existencia,
ResponderEliminarComo ves estoy de vuelta, gracias por tu compañía en momentos adversos.
Un gran abrazo!
Un fuerte
Gracias Eva por tu presencia y por entender la esencia del poema.Un abrazo de Argentina.
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